Paseo sabatino en Coyoacán Ya de vuelta en tierras argentinas, tras algunas semanas de silencio, quiero contarles de una maravillosa experiencia que junto a mi hermana pude vivir por primera vez en suelo coyoacanense. Todo empezó hace algunos meses cuando escuché (o leí) en algún lugar, que no recuerdo, sobre un movimiento mundial en el que gente loca que no sabe qué hacer con los libros que ya ha leído y se ha hartado de tenerlos en algún estante, decide regalarlos. Sí claro, todos hemos escuchado que los libros no se prestan... y creo que precisamente por eso es que esta gente no los presta sino que los regala. WTF! ¿con lo caro que salen y el tiempo que inviertes en leerlos? La respuesta probablemente está en lo épico del asunto que, para románticos como yo, parece una idea fabulosa. Un proyecto al que estoy segura que muchos de ustedes se lanzarán después de leer esto. Y probablemente muchos otros, como mi esposo, pensarán que son demasiado celosos o egoístas o apeg...
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