Ir al contenido principal

Back to Basics...

La noticia de estar embarazada, nunca es menos importante y entre la emoción, el miedo, los nervios, el sueño, las náuseas, las hormonas traicioneras y demás sucesos... uno se tarda tiempo en asimilar las cosas. Y así han pasado casi 5 meses desde que me enteré que, después de 7 años, voy a ser mamá otra vez!!!!! 
No me justifico, pero sí acepto que me tomé varios meses para vivir cada día de este embarazo (que hasta el momento ha sido perfecto) como se presentara: con sueño, con cansancio, con náuseas, con nostalgia, con ataques de energía, con llanto, con alegrías... eso y otros sucesos familiares que también se adueñaron de mi tiempo y al parecer de mis ganas de escribir... 

No fue hasta hace unas semanas, que aprovechando una visita de mi hermana, viajamos a mi tan anhelada Patagonia!!!! pero esta vez, a diferencia del año pasado que conocimos los imponentes glaciares del El Calafate; nos aventuramos a viajar en autobús más de 20 horas!!! con todo y mi hijo y mi panza en crecimiento.... 
Mentiría si dijera que no fue pesado viajar así; pero definitivamente fue una experiencia completamente diferente e igualmente gratificante.


No sé porqué la Patagonia siempre fue tan enigmática para mi... pero siempre sentí la necesidad de estar en "el fin del mundo." Y es que saberse tan cerca de la nada, estar tan al sur y sentir ese viento tan helado, limpio y  fuerte; me ayudan siempre a encontrar la serenidad que mi mente requiere con tanta frecuencia. 





 Esta vez visitamos Puerto Madryn, en la Provincia de Chubut en la costa atlántica Argentina, donde el mar es tan extenso e interminable.... la principal razón: ver a la ballena franca austral que va todos los años a tener a sus crías a este puerto en donde convive con orcas, lobos y elefantes marinos, pingüinos, delfines, aves y por supuesto seres humanos!  Yo quería ir allá principalmente por mi hijo que ama los animales y  porque pienso que para un niño tener contacto con la naturaleza es primordial. Pero también por poder pisar nuevamente el suelo patagónico en donde todo suena lindo y como salido de un cuento. 

Recorriendo la Península de Valdés tuvimos la suerte de ver a casi todos los animales que viven ahí (digo casi porque no vimos orcas)  en su hábitat natural y debo de confesar que lo más maravilloso, además de los paisajes, fue poder observar como son y qué hacen cuando no hay manos del hombre que los moleste, que los alimente, nada.... aunque me hubiera encantado poderme acercar un poco más a ellos y tal vez pisar las playas en las que viven; me llena de satisfacción saber que todavía hay rincones del mundo que  están en manos de la naturaleza. Esto se nos olvida con tanta frecuencia, en el rush de la ciudad, del día a día, del trabajo, del tráfico, de las compras.... ahora tengo un recuerdo al cual viajar cuando necesite un poco de paz y cuando me cueste trabajo recordar que no nos hace falta nada, que estamos vivos y que con eso basta para ser felices!!!! 
Foto: Ana Menchaca

Foto: Ana Menchaca
Foto: Ana Menchaca 
Me quedo para siempre con el viento patagónico, con el atardecer en el mar avistando ballenas, con ver a los pingüinos ir y venir de su nido al mar, con los lobos marinos durmiendo en la playa, con el agua fría del mar atlántico y con la sonrisa de mis compañeros de viaje (mi hijo, mi esposo y mi hermana) que son las 3 personas con las que viajé dos veces al fin del mundo!!! Gracias.... 







Comentarios

Entradas populares de este blog

Hay un tiempo para todo...

En el amanecer soleado y caluroso de este verano anticipado en Córdoba, recibo el día de mi cumpleaños con muchas cosas en la cabeza pero sólo una en el corazón: SATISFACCIÓN  Y es que a veces se nos olvida mirarnos en el espejo y reconocer los logros que hemos tenido, lo mucho que hemos crecido y los aprendizajes que hemos obtenido de cada experiencia vivida y de cada persona que se ha cruzado en nuestro camino.  Ayer, mientras me volvía loca armando cajas para la mudanza de vuelta a México, pensaba ...¿cuántas veces más tendré que poner mi vida en cajas y llevarlas conmigo? ¿valdrá la pena cargar con tantas cosas? ¿será que lo que menos me debe de preocupar es el packing list   y la logística de la mudanza; y mejor me dedico a disfrutar de estos últimos días de sol antes de aterrizar en el invierno? Y así... recordé un capítulo de la Biblia que me quedó marcado en el alma de aquellos años en que dedicaba mi tiempo a cuestiones más espirituales y menos individualistas: 

Trueque viajero

Nada más maravilloso que un aeropuerto si hablamos de intercambios...  cuando pasamos más de dos horas esperando en condición de "pasajeros en tránsito" somos capaces de percatarnos de un millón de trueques que suceden en este lugar. Desde miradas que se cruzan, pases de abordar que se entregan, pasaportes que entran y salen de la bolsa, divisas de lugares inimaginables, sonrisas, bostezos, palabras e historias... Sentada desde este punto veo una sala de espera interminable por la que transitan toda clase de personajes. El señor de la limpieza pasa con su escoba buscando objetos perdidos y procurando que esta afluencia de gente deje el aeropuerto temporalmente "habitable". Una mujer se me acerca y, tras cruzar un par de palabras y asegurarse que compartimos el mismo destino, decide que soy lo suficientemente confiable como para ir al baño y dejar al lado mío la pc, las compras del duty free y hasta su ¡bolso de mano!  Pasajeros esperan, escuchan su llamado, em

Añorando a mi México Querido

 Dicen que la cultura se transmite a través de la educación... Yo crecí viendo películas de Pedro Infante, Capulina y Tintán; escuchando canciones de José Alfredo Jiménez, Armando Manzanero, Lucha Villa y otros grandes talentos mexicanos de aquella época, y más allá de eso; crecí en una familia tradicional mexicana en donde "la casa de los abuelos" era siempre el punto de encuentro para celebrar cualquier pretexto y simplemente aprender lo que significaba ser mexicano. En mi casa nunca faltó el arroz, los frijoles, las tortillas y una rica agua de sabor. Cada año giraba en torno a las celebraciones comunes en nuestra cultura: cumpleaños, navidades, posadas, día de reyes, bodas, aniversarios, quinceaños (sí, así junto...) y todos los ritos y costumbres que cada una de ellas conllevaba.  Cuando crecemos, no nos damos cuenta de todo lo que vamos asimilando del lugar que nos rodea pero así, sin querer, nos vamos convirtiendo en esos modelos que nos reflejan los adultos, nos nutri