Ir al contenido principal

¿México para los mexicanos?

Después de la reciente celebración del Día de Muertos, me he encontrado con publicaciones de diferentes partes del mundo celebrando esta legendaria tradición mexicana. Si bien México no es el único país que celebra a sus muertos, la celebración que ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad, sí es nuestra.  

Al acercarse esta fecha me descubrí un poco pensativa al respecto pues al estar viviendo por primera vez en Estados Unidos, donde el Halloween es en realidad la celebración más importante cercana al Día de Muertos no sabía qué esperar así que decidí ocupar primero el lugar de expectadora. ¿A qué me refiero con esto?  Me gustó mirar cómo en los supermercados incluían un área específica para la venta de adornos y dulces de Halloween en donde la mayoría de ellos eran chocolates y dulces con "pumpkin spice" muy tradicionales acá en esta estación y en donde las brujas, los fantasmas, las arañas y los murciélagos eran los protagonistas de las envolturas y los adornos.  Me pareció curioso que también había muchos adornos de cráneos y esqueletos  (no sólo humanos, también de perros y de otros animales)  y pasó por mi cabeza preguntarme cómo los usarían para "decorar" pues en mi concepción, las calaveras se convierten en las hermosas catrinas y calaveras de azúcar y chocolate que tan tradicionalmente conocemos los mexicanos. Al acercarse la fecha de Halloween, todos estos adornos y golosinas se ponían cada vez más baratos y el área del supermercado comenzaba a verse más vacía. 

Por mi vecindario, las casas comenzaban a integrar algunos de los elementos que había visto en la tienda a modo de "adornos" que representaban escenas curiosas y creativas como: cráneos que salían de la tierra como si fueran zombies o trataban de representar un cementerio, esqueletos vestidos con ropa común y corriente sentados en una silla que daba la bienvenida a quien se acercara a esa puerta, y en otros casos, los esqueletos "subían" por las ventanas o trepaban los árboles. Por supuesto que a estos elementos los acompañaban fantasmas que colgaban de los árboles, brujas, arañas gigantes y telarañas... y en los casos menos terroríficos;  espantapájaros, calabazas y pacas de paja (por aquello del otoño) 


Me encantó ver cómo las calles se llenaban de elementos curiosos, luces naranjas y moradas y flores (sí, flores) amarillas en la mayoría de los casos (Mums).  Me parecía un espectáculo creativo y entretenido que me hacía manejar despacio y admirar la imaginación de las personas. 

Donde encontré los verdaderos contrastes, fue en mi forma de asumir la festividad y sobre todo imaginar y cuestionarme si le daban algún significado más allá de lo entretenido y lo curioso de decorar las casas (ya sabía la respuesta, pero igual me lo cuestioné...)  No me mal entiendan, siempre he celebrado Halloween desde que recuerdo, es una celebración muy común en México, al menos en la ciudad en donde yo vivía... lo diferente de esta vez es que no estaba "mezclado" en ningún lado con la celebración de Día de Muertos como yo estaba acostumbrada. 



Yo estaba decidida a poner mi altar (ofrenda) como siempre lo he hecho y gracias a algunos elementos que nos hizo llegar la familia pude tener papel picado y calaveritas para decorarla. Lo que  no pude sustituir de ninguna manera y extrañé terriblemente fue la Flor de Cempasúchitl que para mí es una de las flores más bonitas y significativas pues su aroma no se encuentra en ningún otro lado.  Conforme fuimos conociendo gente en los días previos al Día de Muertos y se enteraban que eramos mexicanos, muchos nos cuestionaron sobre el verdadero significado de esa fecha y algunos hasta mostraron interés en poner su propia ofrenda... 

Utilizamos el mismo fin de semana para decorar nuestra casa de Halloween y también para comenzar a montar la ofrenda del Día de Muertos y hornear galletas. Debo confesar que los adornos de Halloween sólo nos tomaron como media hora, cuando la ofrenda tardó una semana en estar completamente lista. ¿Por qué? simplemente por el significado: no es lo mismo decorar por diversión, que integrar los elementos necesarios que te preparan para recibir el alma de los seres queridos que se han ido.  Elegí las fotos cuidadosamente, fui poniendo un elemento a la vez, integré velas, comida, adornos, libros y otras pertenencias que tenía y por fin terminé una semana después, muy orgullosa de lo que había logrado. Lo que más disfruté esta vez, fue la forma en que mi familia asimiló la ofrenda cada año como algo más natural y necesario. 

Como parte de los festejos de la ciudad en donde vivo, asistimos a un desfile de Halloween en donde vimos de todo: gente disfrazada de películas de terror, payasos, superhéroes, zombies, etc... y para nuestra sorpresa también había muchas personas representando catrinas y catrines!  Lo más emocionante fue que a mitad del desfile pasó una comunidad de mexicanos con trajes típicos representando nuestra hermosa tradición del Día de Muertos! Después de 3 meses fuera de mi país, cuando ví esto mi corazón saltó de alegría y me conecté inmediatamente a mi cultura llena de color, de riqueza, de historia, de significado.... había unas chicas vestidas de Mariposas Monarca que me hicieron sonreír y emocionarme aún más! Lo único que me quitó un poco el asombro fue observar a la gente que estaba a mi alrededor mirar a los que desfilaban con tanto folklor como bichos raros, sin un aplauso, sin un grito, sin una ovación... mientras yo aplaudía y les gritaba mientras pasaban delante de mi. Obviamente en ese momento entendí que no se identificaban, que no encontraban en ellos un rasgo de pertenencia y más aún que desconocían el significado de cada detalle. Tanta emoción me causó ver eso, que lo compartí en un grupo de Facebook de mujeres "mexicanas alrededor del mundo" pensando que se emocionarían como yo y aplaudirían el hecho de que los mexicanos seguimos sintiéndonos orgullosos de nuestras raíces y haciendo valer nuestra cultura sin importar el lugar en el que estemos... cuál fue mi sorpresa que mi publicación desató una gran discusión sobre cómo "los americanos" nos miran y lo que piensan de nosotros  y de lo incultos y lo ignorantes que son....  






Y es entonces donde me preguntó: ¿no estamos siendo igual de incultos e ignorantes al rechazar una cultura que no nos acepta o no nos conoce y generalizar a todos los que forman parte de ella? ¿atacar al otro por ser diferente no es lo mismo de lo que nos quejamos? Yo los llamo "americanos" porque así se autodenominan ellos, no porque esté de acuerdo o me parezca que yo no sea americana porque también pertenezco al continente americano...pero no por eso voy a criticarlos o a sentirme resentida. Creo que tan inculto es rechazar el Halloween como el Día de Muertos, por no entender. Si bien cada tradición o costumbre es distinta, también tiene un origen y una razón de ser. Digo, no me voy a poner a celebrar el Día de la Pizza (porque también lo celebran...) como si fuera fiesta nacional, pero no me quita nada que lo celebren; es más, me suma un pretexto para ese día no cocinar ;) 

A lo que voy es que haber visto en internet tantas representaciones del Día de Muertos en Alemania, Reino Unido, España, Estados Unidos y hasta en países asiáticos, sólo me deja pensando que México no se conforma con ser sólo para los mexicanos... sino que lo rico de nuestra cultura es que se comparte!  Disfruté mucho en esta ocasión, explicando y compartiendo con amigos nuevos el significado de la ofrenda, cada parte, cada cosa y más aún... poderles hacer ver la trascendencia de esta "fiesta" y hasta tocar sus corazones y enseñarles que hay una oportunidad cada Día de Muertos, de recordar en vida a los que han perdido y conectarse con ellos y sentirlos cerca una vez más. 

Así que  no, en mi opinión, México no es sólo para los mexicanos, México es para el mundo y yo comparto mi México en cada paso que doy, en cada palabra, en cada actitud, porque es mi raíz, lo que llevo dentro, lo que me dio el origen; pero también me nutro de lo que aprendo y vivo de otras culturas, de otros países, de otras creencias. 





Comentarios

Entradas populares de este blog

Hay un tiempo para todo...

En el amanecer soleado y caluroso de este verano anticipado en Córdoba, recibo el día de mi cumpleaños con muchas cosas en la cabeza pero sólo una en el corazón: SATISFACCIÓN  Y es que a veces se nos olvida mirarnos en el espejo y reconocer los logros que hemos tenido, lo mucho que hemos crecido y los aprendizajes que hemos obtenido de cada experiencia vivida y de cada persona que se ha cruzado en nuestro camino.  Ayer, mientras me volvía loca armando cajas para la mudanza de vuelta a México, pensaba ...¿cuántas veces más tendré que poner mi vida en cajas y llevarlas conmigo? ¿valdrá la pena cargar con tantas cosas? ¿será que lo que menos me debe de preocupar es el packing list   y la logística de la mudanza; y mejor me dedico a disfrutar de estos últimos días de sol antes de aterrizar en el invierno? Y así... recordé un capítulo de la Biblia que me quedó marcado en el alma de aquellos años en que dedicaba mi tiempo a cuestiones más espirituales y menos individualistas: 

Trueque viajero

Nada más maravilloso que un aeropuerto si hablamos de intercambios...  cuando pasamos más de dos horas esperando en condición de "pasajeros en tránsito" somos capaces de percatarnos de un millón de trueques que suceden en este lugar. Desde miradas que se cruzan, pases de abordar que se entregan, pasaportes que entran y salen de la bolsa, divisas de lugares inimaginables, sonrisas, bostezos, palabras e historias... Sentada desde este punto veo una sala de espera interminable por la que transitan toda clase de personajes. El señor de la limpieza pasa con su escoba buscando objetos perdidos y procurando que esta afluencia de gente deje el aeropuerto temporalmente "habitable". Una mujer se me acerca y, tras cruzar un par de palabras y asegurarse que compartimos el mismo destino, decide que soy lo suficientemente confiable como para ir al baño y dejar al lado mío la pc, las compras del duty free y hasta su ¡bolso de mano!  Pasajeros esperan, escuchan su llamado, em

Añorando a mi México Querido

 Dicen que la cultura se transmite a través de la educación... Yo crecí viendo películas de Pedro Infante, Capulina y Tintán; escuchando canciones de José Alfredo Jiménez, Armando Manzanero, Lucha Villa y otros grandes talentos mexicanos de aquella época, y más allá de eso; crecí en una familia tradicional mexicana en donde "la casa de los abuelos" era siempre el punto de encuentro para celebrar cualquier pretexto y simplemente aprender lo que significaba ser mexicano. En mi casa nunca faltó el arroz, los frijoles, las tortillas y una rica agua de sabor. Cada año giraba en torno a las celebraciones comunes en nuestra cultura: cumpleaños, navidades, posadas, día de reyes, bodas, aniversarios, quinceaños (sí, así junto...) y todos los ritos y costumbres que cada una de ellas conllevaba.  Cuando crecemos, no nos damos cuenta de todo lo que vamos asimilando del lugar que nos rodea pero así, sin querer, nos vamos convirtiendo en esos modelos que nos reflejan los adultos, nos nutri